España mantiene su atractivo para inversores internacionales, pero nuevas propuestas fiscales generan incertidumbre. La estabilidad del mercado y el retorno potencial siguen siendo atractivos, aunque la fiscalidad plantea nuevos desafíos para los compradores extranjeros.
España continúa consolidándose como uno de los destinos favoritos para inversores internacionales en el sector inmobiliario. Según datos de Tinsa en el primer semestre de 2025 los compradores extranjeros adquirieron cerca de 28.000 viviendas, representando un 15% del total de operaciones de compraventa en España. Entre estos inversores, el 40% procedía de Europa, principalmente Reino Unido y Francia, mientras que el 35% provenía de América, con especial interés de Estados Unidos y México, y el 25% restante de Asia, destacando China y Japón.
El atractivo de España radica en varios factores:
- Estabilidad política y económica relativa, en comparación con otros mercados europeos.
- Demanda turística constante, que asegura ingresos de alquiler sostenibles, especialmente en destinos como Madrid, Barcelona, Málaga y las Islas Baleares.
- Rentabilidad de la inversión, con rendimientos brutos medios del 4,5% al 6% anual en viviendas de alquiler urbano y del 5% al 7% en zonas costeras.
Nuevas regulaciones en debate
A pesar de estas condiciones favorables, recientes propuestas regulatorias han generado preocupación entre inversores. Una de las medidas más comentadas es un gravamen de hasta el 100% sobre viviendas adquiridas por residentes fuera de la Unión Europea. La iniciativa busca priorizar el acceso a la vivienda para residentes locales y frenar la especulación inmobiliaria, pero podría limitar la entrada de capital extranjero y ralentizar la dinámica de compra en ciertas regiones de alta demanda.
Según el Consejo General de los Colegios de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (CGAPI), esta medida podría afectar principalmente a zonas turísticas y costeras, donde históricamente la inversión internacional representa entre 30% y 40% de las transacciones. La regulación también podría repercutir en el mercado de oficinas y locales comerciales, donde inversores extranjeros controlan aproximadamente el 20% del stock en ciudades como Madrid y Barcelona.
Estrategias recomendadas para inversores
Ante este panorama, los expertos recomiendan que los inversores internacionales:
- Evalúen estructuras societarias y patrimoniales para optimizar fiscalidad y gestión de activos.
- Diversifiquen sus inversiones geográficamente dentro de España, evitando concentrarse únicamente en capitales o zonas turísticas.
- Mantengan un seguimiento continuo de los cambios regulatorios y fiscales para ajustar sus estrategias de compra y alquiler.
A pesar de estas medidas, se reconoce que la inversión extranjera sigue siendo crucial para dinamizar el mercado y sostener la construcción y rehabilitación de propiedades. Según la Asociación Española de Promotores Públicos de Vivienda y Suelo (AVS), la inversión extranjera ha contribuido a financiar más de 45.000 viviendas nuevas desde 2022, muchas de ellas destinadas a alquiler asequible y rehabilitación de inmuebles históricos.
Perspectivas de futuro
Analistas coinciden en que, si bien las nuevas regulaciones podrían enfriar ligeramente la demanda internacional, España seguirá siendo atractiva por su rentabilidad, seguridad jurídica y potencial turístico. Se espera que, incluso con una normativa más estricta, la inversión extranjera represente entre el 12% y 14% del total de compraventas anuales hasta 2027, consolidando el país como uno de los mercados inmobiliarios más dinámicos de Europa.
En definitiva, España enfrenta el desafío de equilibrar la protección del acceso a la vivienda para residentes locales con la atracción de capital extranjero, clave para mantener un mercado inmobiliario sano y en crecimiento.




