En un entorno empresarial global en plena reconfiguración, Madrid y Barcelona se posicionan como dos de las capitales europeas más atractivas —y accesibles— para implantar oficinas corporativas de alto nivel. Según los últimos informes del sector inmobiliario terciario, ambas ciudades ofrecen una excelente relación calidad-precio si se comparan con otros grandes núcleos financieros del continente como Londres, París, Frankfurt o Ámsterdam.
Costes operativos competitivos con estándares internacionales
En términos de coste de ocupación (que incluye alquiler, tasas e impuestos), Madrid y Barcelona se sitúan hasta un 40% por debajo de ciudades como Londres o Zúrich, y entre un 20-25% por debajo de Frankfurt o París. Esto convierte a ambas urbes españolas en destinos especialmente competitivos para empresas multinacionales que buscan optimizar su estructura de costes sin renunciar a una localización estratégica ni a entornos de trabajo de alta calidad.
En Madrid, por ejemplo, el coste medio de alquiler de oficinas prime en zonas como Castellana o AZCA ronda los 35 €/m²/mes, mientras que en Barcelona, en áreas como el 22@ o la Diagonal, los precios oscilan entre los 30 y 33 €/m²/mes. Frente a los más de 60 €/m²/mes que pueden alcanzar ubicaciones similares en otras capitales europeas, la diferencia es clara.
Talento, conectividad y calidad de vida: los otros factores clave
Más allá del precio, tanto Madrid como Barcelona ofrecen un ecosistema muy favorable para el desarrollo empresarial. Infraestructura tecnológica de primer nivel, una excelente conectividad aérea, una amplia oferta de talento cualificado y un estilo de vida que atrae tanto a directivos como a equipos internacionales, son argumentos de peso que cada vez más compañías valoran al elegir su base de operaciones en el sur de Europa.
Además, el auge del trabajo híbrido ha impulsado la demanda de espacios flexibles y edificios de oficinas sostenibles. En este ámbito, ambas ciudades han experimentado un importante avance en rehabilitación de activos, mejora en certificaciones ambientales (como BREEAM o LEED) y oferta de espacios coworking premium que complementan la rigidez del modelo tradicional.
Inversión con recorrido
El atractivo de Madrid y Barcelona no solo se limita a su competitividad como sede operativa: también representan una oportunidad para los inversores institucionales. A pesar del aumento en la demanda, los precios aún están por debajo de su techo histórico, lo que abre margen de revalorización para el inversor que apuesta por activos bien ubicados y adaptados a las nuevas exigencias ESG del mercado corporativo.
Desde aProperties, observamos un crecimiento sostenido en la demanda de oficinas prime en ambas ciudades, tanto por parte de empresas tecnológicas como de firmas legales, financieras y startups internacionales que buscan asentarse en un entorno dinámico, rentable y con proyección.




