¿Te imaginas trabajar cada día rodeado de vitrales centenarios, techos artesonados y suelos hidráulicos originales? En Barcelona, esto ya no es solo un sueño para los amantes del modernismo: es una realidad. La prestigiosa Casa Comalat, una joya arquitectónica del Eixample, ha puesto en alquiler una oficina única en el mercado. Un espacio que combina historia, arte y modernidad en un entorno profesional sin igual.
Historia viva en cada rincón
Ubicada en la confluencia de las calles Roger de Llúria y Diputació, la Casa Comalat fue diseñada en 1905 por el reconocido arquitecto Enric Fatjó i Torras, uno de los grandes exponentes del modernismo catalán. La fachada, de estilo ecléctico, ya anticipa lo que se encuentra en su interior: una muestra del esplendor artístico de principios del siglo XX que ha sido cuidadosamente preservada y restaurada.
La oficina disponible se encuentra en la planta principal del edificio, y ofrece una superficie de 312 metros cuadrados que deslumbran desde el primer paso. Molduras originales, puertas de madera maciza, balcones exteriores y detalles artesanales convierten este espacio en mucho más que un lugar de trabajo: es un escenario inspirador que conecta pasado y presente.
Espacios para empresas con visión
El espacio ha sido habilitado con todas las comodidades necesarias para el trabajo del siglo XXI, sin renunciar al alma del edificio. Cuenta con climatización, cocina office, aseos reformados, zonas abiertas de trabajo y varias salas privadas que pueden adaptarse a distintos formatos empresariales.
La distribución del inmueble permite la convivencia de distintos equipos o departamentos, y la luz natural que inunda todas las estancias crea un entorno luminoso, cálido y estimulante. Es un lugar pensado para empresas que valoran la identidad, el diseño y el bienestar de sus equipos.
Un valor intangible que se convierte en diferencial
En un contexto laboral cada vez más centrado en la experiencia de los trabajadores, contar con una oficina con historia y carácter no es solo una cuestión estética: es un factor que refuerza la cultura corporativa, mejora la retención del talento y proyecta una imagen potente hacia clientes y colaboradores.
Las oficinas como esta, que unen arquitectura icónica y prestaciones modernas, representan un nuevo modelo de espacio de trabajo que va más allá de la productividad: son símbolo de prestigio, creatividad y compromiso con la excelencia.
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