La reactivación de la demanda, la paulatina vuelta del crédito, la estabilización de los precios y el aumento de la oferta de obra nueva parecen certificar que en 2015 se ha abierto definitivamente la puerta a un nuevo ciclo para el mercado inmobiliario. Una nueva etapa en la que, además de seguir corrigiendo los desequilibrios heredados del boom, el sector promotor y la banca tienen ante sí el difícil reto de recuperar a los jóvenes como parte fundamental de este negocio, por su papel como demandantes de primera vivienda.
Y es que en los últimos años los jóvenes se han visto desplazados del mercado de la propiedad por varios factores, entre los que destaca la sequía hipotecaria y la altísima tasa de desempleo. Ahora todo parece estar cambiando: la banca ha comenzado a reabrir el grifo del crédito y cada vez hay indicios más claros de la recuperación económica. Falta por ver si esta mejoría llegará también a la que debe ser la demanda natural de casa: los jóvenes.
Entre los indicios que ponen de manifiesto que la vivienda y los jóvenes están llamados a reencontrase está la formación de nuevos hogares, cuyo ritmo se ha mantenido pese a la crisis. Según la comercializadora Básico Homes, esta circunstancia impulsa más de la tercera parte del total de las compras entre jóvenes. Eso sí, la recesión ha producido un cambio significativo en el perfil de esta demanda. Mientras que la edad media del comprador rondaba los 30 años en tiempos de bonanza, ahora se acerca a los 35, lo que confirma un nuevo perfil ya no tan joven.
El desafío del sector inmobiliario y de la banca es, por lo tanto, establecer las condiciones para que la población más joven pueda volver a tener el acceso a casa propia. Entre estas condiciones están la de hacer un producto más asequible por parte de los promotores y, sobre todo, ofrecer crédito asumible desde los bancos. Iniciativas que tampoco servirán sin una mejoría en el mercado laboral.